Angkor Wat





...los pobres, normalmente, son obedientes. Se resignan con facilidad. Aceptan casi todo y muchas veces incluso lo aceptan con una sonrisa. Siempre ha sido así. Por eso es muy facil acercarse a ellos y solicitarles que se dejen fotografiar sin otra ganancia que la de aparecer en una fotografía que, normalmente, jamás poseerán ni tampoco verán. Los pobres son siempre muy capaces de sentir gratitud por el hecho de que un extranjero rico se les acerque y les dirija la palabra. Por eso dicen a casi todo que sí, que muy bien, que si el extranjero lo desea ellos se sientan con sus hijos delante de la choza, o se ponen de pie y miran al sol, o entran en la choza y se sientan en su interior si lo que el extranjero desea es obtener una buena imagen de ambiente...
Normalmente el extranjero siempre sale satisfecho de sus encuentros con los pobres del mundo. Sabe que existen muy pocas posibilidades de que éstos le defrauden, sabe que es poco probable que le exijan algo a cambio de ponerse de forma inmediata a su disposición. Y por eso a él le gusta tratar, desde una distancia prudente, con ellos. Todos saben que es mucho mejor así.
(c) Pepe Navarro.


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